Pervivencias y mutaciones en la representación del monstruo femenino dentro del imaginario occidental

  1. Paula Quintano Martínez
Revista:
Fòrum de Recerca

ISSN: 1139-5486

Año de publicación: 2020

Número: 25

Páginas: 15-16

Tipo: Artículo

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Resumen

El estudio de los monstruos resulta esencial para conocer las sociedades que los crean. Las criaturas monstruosas encarnan la ruptura con las normas sociales, morales o sexuales. Además, reproducen estereotipos de género y reflejan las convenciones sobre las que se ha construido la mentalidad de la sociedad occidental. Mediante la teoría del monstruo y la perspectiva de género se indaga en la pervivencia y las transformaciones que la monstruosidad femenina ha experimentado a través de tiempo. En concreto, la investigación se centra en dos épocas que vivieron una verdadera explosión de representaciones femeninas monstruosas: la antigüedad y el periodo denominado fin de siglo. Para ello se han seleccionado destacadas imágenes del monstruo femenino en la literatura y la plástica, con el objetivo de examinar la construcción de estas criaturas y ofrecer una interpretación sobre ellas. En su análisis se descubre la doble vertiente de la mujer representada como monstruo: por una parte, el monstruo femenino, en el que prima la apariencia externa monstruosa con atributos femeninos, especialmente en las criaturas mitológicas del mundo antiguo, como Medusa, Escila, harpías, sirenas y empusas; por otra, la mujer monstruosa, en la cual es precisamente su apariencia externa femenina la que encierra en sí lo monstruoso, como la figura de la femme fatale finisecular. La monstruosidad femenina, tanto en las criaturas de la Antigüedad como en las imágenes de fin de siglo, se define especialmente por su comportamiento transgresor respecto a los ideales de género establecidos. Además, el estrato mitológico greco-romano nunca llegó a desaparecer, se superpuso al manto judeo-cristiano medieval y juntos se metamorfosearon para conformar las nuevas encarnaciones monstruosas de la modernidad: porque los monstruos son construcciones dinámicas, se construyen y se re-construyen; evolucionan, se cruzan y se reinventan con el tiempo. Se ahuyentan, pero siempre terminan por volver.